Descripción del producto
Probado está que el Monasterio de Loyo tuvo su origen en el pequeño cenobio fundado en el S.V por el monje Húngaro San Martín de Dumio a orillas de un río que más tarde adoptaría su nombre, para agrupar a los eremitas que habitaban la zona, que fue fundado en el S.IX por el Abad Quintanilla, quien lo repobló con frailes que asumieron las ordenanzas de la Regla Communis de San Fructuoso y que a partir del S.XI se convirtió en comunidad monacal que abrazó los perfectos de la Regla de San Agustín, iniciando así una floreciente etapa que le confirmó como uno de los lugares claves que dieron prestigio al Camino de Santiago Francés en el tramo que atravesaba las actuales tierras del Ayuntamiento de Paradela.
Pero esta relevancia histórica no sólo le viene dada por haber sido, desde el S.XI, estratégico lugar dedicado al auxilio, protección y cuidado de los peregrinos que caminaban hacia el sepulcro del Apóstol Santiago por el legendario itinerario jacobeo venido desde Roncesvalles o Somport, sino también por haber participado algunos de sus monjes en labores militares para dar protección al peregrino, encuadrados en la llamada Hermandad de los Caballeros Cambeadores.
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